Puntos de vista 3 Junio 2013
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ORLANDO DICE...
Por estrecha avenida contra Leonel
EL GUIÓN.- Los oponentes de Leonel Fernández que se desplazan por la estrecha avenida de la sociedad civil están contraviniendo las leyes de la democracia. Se hicieron a la idea, desde antes de abandonar el poder, de que manejaría a su antojo los poderes públicos, y ahora, ante determinados resultados, se dedican a descalificar a los incumbentes. El último objetivo es la fiscal del Distrito Nacional Yeni Berenice Reynoso, pero antes habían hecho lo mismo con el Procurador General Francisco Domínguez Brito, y con el presidente de la Suprema Corte de Justicia becaria de esa institución, creando las condiciones para acusarla de conflicto de intereses; y la segunda, que archivó el sometimiento de Guillermo Moreno a Leonel Fernández en pago a ese favor, ya recibido. También se dijo que no podía actuar de otro modo, ya que fue nombrada en el cargo por el anterior Procurador RadhamËs Jiménez, que era y sigue siendo un hombre cercano al ex presidente. Se impone la pregunta. Si se sabía que era becaria de Funglode y que debía a Jiménez su designación como fiscal de la Capital ¿ por qué se llevó por ante su despacho el sometimiento al ex mandatario, si era fácil advertir que no progresaría ?...
EL AGRAVIO.- La idea evidente fue comprobar a posteriori lo que se planteó a priori: que Leonel Fernández cuenta con la buena disposición de los encargados de los poderes públicos, que está blindado ante la justicia, y que no hay nada que lo toque o afecte en esa jurisdicción. Sin embargo, eso no fue suficiente. Hubo que desdorar la imagen pública de la fiscal Yeni Berenice Reynoso, desflorarla en la calle y presentarla como representante de intereses particulares. En este caso, políticos. La verdad, no obstante, era otra. Ella paga su maestría y no le debe favor a Funglode, ni a su presidente, ahora sujeto a persecución; y tampoco fue nombrada ñ en su actual cargo -- por capricho del entonces Procurador RadhamËs Jiménez. Lo ganó a pulso en un concurso, venciendo a otros profesionales calificados. No tiene pecados que la avergüencen, y sí hay que reconocer que fue víctima de un agravio cobarde. A una mujer, a una joven, a una profesional, con méritos establecidos. Cuando se mira atrás, y viendo que Guillermo Moreno llevó su instancia otra jurisdicción, hay que preguntarse qué ganó con zaherir a la fiscal...
LA NOBLEZA.- La observación es importante, pues que se sepa, ni Guillermo Moreno ni ninguno de los sectores que buscan llevar a la justicia a Leonel Fernández, se han excusado, ni retirado la ofensa, y muchos menos pedido perdón a la fiscal Yeni Berenice Reynoso. Han actuado como quien defeca en los montes, que no se limpia. Si se hace un poco de memoria, se recordará que a principio de Moreno andar en estos trotes, se filtró, a manera de descalificación, que uno de sus hijos trabajaba en el gobierno de Fernández. Como lo hizo el propio querellante, o su esposa Aura Celeste Fernández. Se quería señalar a la familia como malagradecida. El embajador en Washington Aníbal de Castro, que era su superior, salió al ruedo y reconoció que el joven era apropiado a las funciones que desempeñaba y cumplía con su trabajo. No era una botella, en otras palabras. Fue un gesto noble, de altura, al que no estaba obligado. Moreno, en contraposición, sabe ser insolente, pero no humilde para reconocer su falta y subsanarla. Su papel de justiciero le da derechos a dañar reputaciones, y sobre todo de mujeres...
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