En ring del PRD MVM vs. HM
El tiempo pasa y se fue mayo. Un año de confrontaciones intra PRD sin nada positivo. El calendario político se fue por las alcantarillas del sectarismo. Importantes sectores de la sociedad civil se han esforzado por limar las asperezas. Las partes en contra sostienen balbuceos más que conversaciones. Hipólito se mantiene en sus trece de ser el autoproclamado líder de una oposición dividida.
Entre tanto sigue su boicot a todos los planes de Miguel Vargas Maldonado.En estas semanas Hipólito se maneja como el líder del partido que llama a la reflexión y al entendimiento. Usa de altos emisarios eclesiásticos para establecer que su agenda sea la de ambos. Quiere su propia fecha de la convención y elegir autoridades. Ni siquiera se ha enterado de que fue expulsado de su partido. No le hace caso porque está por encima de esas decisiones. Es el líder y Miguel que se entere de eso, por si no lo sabía.
Miguel debe estar asomado al balcón de la reflexión. Se preguntará si de algo servirán estos contactos. Ambos dirigentes políticos tienen metas parecidas con nombres distintos. Si Mejía quiere ser otra vez candidato presidencial del partido blanco y además quiere poner a la cabeza del partido a uno de sus aliados, ¿qué busca MVM con estos contactos? Vargas Maldonado está frente a esa bifurcación: pactar con Hipólito poniendo su cabeza en bandeja de plata o mantener su agenda de darle una estructura moderna a la historia blanca.
Es casi seguro que MVM se devana la mollera en busca de una opción creativa. Quizás ensaya un gesto hipnótico que haga olvidar las sanciones del Comité de Disciplina y así poder sentar a todos a nivel de iguales en una mesa perredeísta.
El presidente del PRD tiene que ser lo suficientemente ingenuo para pactar con los intereses de Hipólito, que fueron una macana desnuda y en la actualidad la cubre con los guantes del terciopelo clerical. Lo que no se le dio a la brava lo busca a lo suave. Quizá MVM sufra de amnesia y olvide las frustradas reuniones del CEN y las sanciones en su contra. Puede sufrir de ceguera y continuar en la vía que transita, que es la autopista al matadero electoral. También podría sacudirse y poner sazón al caldo político.
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